Para acogerse a sus beneficios se han de cumplir una serie de requisitos que van enfocados a la voluntad de pagar las deudas.
Por múltiples vicisitudes de la vida, una persona, empresa o familia, se puede ver en una encrucijada de deudas a las que no pueden hacer frente y, por una u otra razón, las circunstancias, cada vez, se pueden complicar aún más. Es obvio que cualquiera se puede ver en esta tesitura, razón de más para que exista empatía hacia quién, con buena fe, quiere salir de ese escollo económico. Es precisamente ahí, donde nace la Ley de Segunda Oportunidad, que ofrece esperanza a aquellos deudores que tienen interés en saldar sus deudas.
No obstante, para acceder a los beneficios de esta ley, se han de cumplir con una serie de requisitos previos que ofrecen seguridad y garantía de que se obra con la mejor voluntad, y que acceder a esta herramienta del sistema aliviará la carga financiera, ayudando a salir del escollo económico en el que la persona o entidad se ha visto envuelta.
No obstante, lo mejor en estos casos es acudir, siempre, a personal cualificado. La asesoría jurídica que puede dar un bufete de abogados expertos en materia financiera será un gran revulsivo para despejar dudas sobre cómo iniciar los trámites, reunificar documentación y realizar los pasos pertinentes. Los abogados serán los encargados de resolver este tipo de asuntos y buscar la solución más adecuada al respecto.
¿Qué es y para qué sirve la Ley de Segunda Oportunidad?
En primer lugar, habría que matizar en qué consiste este texto jurídico, para dirimir cómo beneficiarse de él o cómo pueden acceder las personas a su cartera de beneficios.
Concretamente, la Ley de Segunda Oportunidad se trata de una herramienta legal que ofrece la oportunidad a autónomos, pequeños empresarios y personas particulares, que han contraído deudas con terceros para estudiar las cantidades adeudadas con el objetivo de liquidarlas o buscar salidas más livianas a su pago. Gracias a este mecanismo, cabe la posibilidad de mejorar la situación financiera, evitando la insolvencia o, en el peor de los casos, la quiebra absoluta.
Requisitos indispensables para acceder a estos beneficios
Lo primero que hay que acreditar, en todo caso, es que sobre las deudas existe una voluntad tácita de saldarse, por tanto, que se obra en todo momento con buena fe. Con el objetivo de atender a este matiz, la persona que lo solicita no ha debido estar condenada en firme por cuestiones de delitos relacionados con aspectos económicos en la última década.
Para visibilizar esa voluntad, es necesario que la parte deudora haya puesto todo de su parte para arreglar el asunto fuera de los juzgados, y haberse sometido a una negociación para acordar los pagos.
En referencia a las cantidades, esas deudas no pueden ser mayores a los cinco millones de euros y, de igual manera, no se debe haber acudido a dicha figura legal durante el lustro anterior.
Principales beneficios a los que se puede acceder
Sin duda, son muchas las ventajas que ofrece la Ley de Segunda Oportunidad, en el caso de que se cumplan todos los requisitos. Así pues, es fácil pensar en que toda persona tiene el derecho a empezar de nuevo, y que una mala gestión económica, o unas circunstancias adversas, no pueden ser la excusa para liquidar, para siempre, la situación de una familia o empresa.
Todo eso es lo que permite esta ley, que, entre otras cuestiones, permite eliminar el nombre del deudor de las listas de morosidad y, al mismo tiempo, pedir tarjetas, préstamos y créditos asociados a su persona o a su identidad fiscal.
En este caso, la congelación de los embargos y sus ejecuciones, serán otro de los grandes revulsivos de estos beneficios; así como el cese de la cantidad de intereses de la deuda, que son los que, por norma, más incertidumbre generan en los deudores.
Por último, gracias a esta ley, existe la posibilidad de limitar y parar el acoso que el deudor pueda estar recibiendo de las partes a las que les debe dinero, a la par que se trabajará en una reducción de esa deuda, para tener unos plazos más cómodos y dejar todo encarrilado para liquidar estas deudas.