Hace casi un año una compañía de Florida fue sancionada a pagar $75.000 dólares a un trabajador remoto que fue vilmente despedido por rehusarse a ser monitorizado de manera continua mediante su webcam.
Aunque este profesional había llevado a cabo todas sus actividades correctamente, la compañía consideró que su renuncia a la monitorización genero el motivo para su cruel despido, algo que los juzgados no apreciaron de la misma forma.
La noticia generó un fuerte debate sobre el interés a no dejarse monitorizar a el personal de las compañías y sobre los límites prudentes de la misma. Muchos se preguntan ¿Hasta qué punto puede ser aceptable irrumpir la privacidad de los trabajadores de una compañía para controlar su trabajo? ¿Y hasta qué momento puede resultar productora la ausencia de esta monitorización?
¿Hay moral al monitorizar a los trabajadores de una empresa?
Este es el principal problema del trabajo remoto, en gran medida, la demanda del trabajo remoto ha sido el responsable de fuertes debates, debido a la ausencia de un espacio tradicional de trabajo en una oficina pasa a substituir por herramientas de rastreo. Aunque, en la línea que separa lo justificado de lo ilegítimo con relación a la privacidad es muy fina, de forma que se debe tener mucho cuidado con los métodos que se usan para monitorizar el trabajo de este tipo de personal.
Aunque trabajar a distancia igualmente supone un auténtico quebradero al momento de garantizar la seguridad de los registros de una compañía. La imposibilidad de concentrar todas las comunicaciones mediante una red de intranet refuerza esas dudas y necesidades de instalar aplicaciones que ayuden a monitorear como una VPN, que tiene como función la protección de la información remitida online. Por eso, diferentes sociedades están contratando los servicios de VPN de prueba que se encarga de evaluar la que les brinda mayor seguridad y rendimiento a su empresa.
Un cambio de paradigma fundamentado en el rendimiento
Las protestas del personal que buscan tener una mayor privacidad al momento de trabajar responden igualmente a los cambios de paradigma, donde lo que se basa directamente a las horas que no son trabajadas, sino que se fundamenta en el rendimiento ofrecido.
Es importante recordar que la jornada laboral es de 8 horas, estaba fundamentada en los turnos de las antiguas industrias del siglo XIX, donde los trabajadores realizaban una función repetitiva y mecánica donde se pagaba de acuerdo de las horas trabajadas.