Vivimos en un mundo concentrado en la tecnología. ¿No sabes la respuesta a tu pregunta? No hay inconveniente, solo búscalo en el buscador de Google. Con solo tocar un botón, tenemos una extensa información al alcance de la mano.
Nuestras vidas están rebosadas de podcasts, televisión, las interminables fuentes de redes sociales como, Instagram, Twitter y Facebook, y esas constantes alertas de noticias en los teléfonos. La abrumadora disponibilidad y universalidad de toda esta tecnología ha incrementado nuestro consumo digital. Oímos podcasts en nuestros viajes, pasamos todo el día en el trabajo mirando nuestras pantallas, disfrutamos de Netflix cuando llegamos a casa y repetimos.
La capacidad de contar con tanta información es emocionante. Nos permite autoeducarnos. Pero cada vez más parece que nuestro deseo por el consumo digital nos aleja de los tiempos importantes de silencio, reflexión y hasta de interacción que tanto necesitamos. Por eso es significativo considerar los sacrificios que estamos realizando al aceptar esta nueva cultura de consumo, así como el estilo en que el consumo digital ha sobresaltado nuestros deseos, nuestras curiosidades y hasta nuestra vida personal.
Barreras digitales para asombrarse y experimentar
Como se evidencia, el consumo de tecnología puede dañar nuestra capacidad de reflexionar, preguntarnos, opinar y, en una nota más impalpable, experimentar ese tiempo de satisfacción cuando hayamos la respuesta a nuestra pregunta sin la necesidad de buscarla en Google.
El consumo excesivo igualmente puede distanciarnos y hasta aislarnos de nuestras relaciones personales. Entre más tiempo pasamos en los teléfonos y computadoras, menos presentes estamos para aquellas personas que nos rodean. Y hay otro precio menos reconocido, pero igualmente significativo: el consumo digital deja menos espacio para tener una adecuada autorreflexión y el silencio.
Aquí hay algunas ideas para evitar la sobrecarga de tecnología:
Deje su teléfono celular a un lado de vez en cuando
Un poco de separación de tu móvil puede ser bueno. Cada mañana, antes del trabajo, o después de ir a clase puedes salir a correr o caminar. Esta separación de la tecnología, aunque sea por poco tiempo, es muy liberadora. Da tiempo para pensar, tiempo para mí mismo.
Aprende a sentirte cómodo con el silencio
Trate de evitar el uso de la tecnología para hipnotizar su mente. A todos nos encanta utilizar la tecnología para procrastinar. Lo utilizamos para postergar decisiones difíciles, plazos y hasta un autoexamen. Pero, ¿cómo sería cambiar a otras cosas más productivas? Si bien es fácil utilizar la tecnología como una muleta, casualmente todos tenemos que revolver nuestra lista de tareas pendientes, y ese es momento de alejarse del medio digital.