La salud sexual es un tema del que poco se habla, lamentablemente. La influencia del sexo en la vida diaria de las personas, tanto como actividad placentera como también siendo parte de la búsqueda de la reproducción y el establecimiento de la familia, es tal que lo recomendable es tomar con la atención debida cada detalle que las rutinas diarias y que la salud mental y física ofrezcan, porque es en el cuidado de los síntomas y detalles donde se mejora la salud sexual.
Nunca retardar la ayuda especializada
Una de las razones para buscar ayuda en un sexólogo Malaga, o en la ciudad donde resida, no tiene que ver con problemas graves asociados a la falta de placer, de rendimiento sexual o a problemas emocionales que deriven en un acto sexual incompleto.
Un sexólogo es un profesional de la psicología que se ha especializado en el tratamiento de patologías, traumas y comportamientos que influyen en la salud sexual de las personas. No es raro ver personas que acusan falta de apetito sexual por estrés, insomnio o ansiedad, o ver personas que padecen de disfunción eréctil como consecuencia de un problema postraumático. Un sexólogo actúa ayudando a las personas a corregir esos problemas que, al final, son los que originan la mala salud sexual.
Por tanto, el primer consejo y tal vez el más importante sea nunca retrasar la búsqueda de ayuda especializada, porque puede ser mucho más representativa de lo que se pueda pensar.
Cuidar las actividades que se hacen diariamente
Si en el día a día se vive constantemente expuesto a condiciones de estrés o que generen perturbaciones o ansiedad, lo más probable es que se padezcan de problemas asociados a la salud sexual.
Eso puede ser directo, como la disfunción eréctil o disminución de la líbido, pero también indirecto ocasionando fallos en la comunicación con la pareja o falta de tiempo para dedicarle a hacer las cosas como se debe, por ejemplo.
En ese caso, corregir problemas de salud sexual e incrementar el placer, la duración, el desempeño, puede ser una cuestión no tanto de medicina o especialistas como sí de manejo de mejores hábitos en procura de una mejor salud mental, donde las perturbaciones y tensiones -que en muchos casos serán inevitables- se mantengan a raya cuando se trate de dedicar tiempo a la pareja y, particularmente, al sexo.
El cuerpo y la mente conducen a una actividad sexual determinada
La salud física y mental influyen en la salud sexual. Por eso, tener una dieta balanceada y alejada de las grasas saturadas es uno de los consejos habituales, porque no solo brindan mejor interés sexual y desempeño, sino que a nivel reproductivo el consumo de grasas y en general de una dieta poco saludable puede disminuir hasta un 40% la producción de espermatozoides, siendo extrapolable el ejemplo para las mujeres, que también ven afectadas sus posibilidades reproductivas.
El tabaco, el alcohol y las bebidas carbonatadas también se asocian con un menor desempeño sexual y, muy particularmente, con mayor insatisfacción ante actos sexuales que en periodos anteriores eran suficientes para alcanzar el pico del placer, convirtiéndose en un fenómeno de salud física, de patrones alimenticios y hábitos, pero también requiriendo de la intervención de especialistas.
Finalmente, el consejo más pertinente para mejorar de forma progresiva e irreversible es hacer ejercicio físico con regularidad. Sin importar si se trata de ejercicios con pesas o cardiovasculares, esta práctica constante mejora la salud en todos los aspectos y algunas disciplinas particulares ejercitan el suelo pélvico y el tren inferior, mejorando la irrigación sanguínea y el retraso del cansancio, con las ventajas que eso pueda tener al momento del acto sexual.