El plástico suele tardar hasta cien de años o más en degradarse, durante este tiempo suele fragmentarse en partículas que son capaces de ser trasladadas a largas distancias por el agua y el viento contaminando todo el mundo.
Algunas de estas partículas son tan minúsculas que son pocos visibles, pero siguen llevando su carga de toxicidad. Los océanos se encuentran tan contaminados de manera grave e irreversible.
Ciertos territorios oceánicos, las corrientes causan concentraciones de este material en suspensión que sobrepasa la concentración de plancton. Estas enormes manchas de basura atropellan la vida animal. La mayor de ellas, ubicada en el medio del océano pacífico, posee una extensión más grande que Estados Unidos.
Todas las playas contaminadas
Se puede decir que el 100 por ciento de las muestras de arena de todas las costas del mundo tienen cierta contaminación por microplásticos, fragmentos tóxicos diminutos mezclados con la arena, se puede decir que hasta en la Antártida se ha visto afectada. Como lo ha sido la playa de Kamilio en las islas Hawaii, la acumulación de plástico ha sido más abundante que la propia arena.
En las costas de las alejadas islas Midway, espacio donde anidan aves marinas, la contaminación es tan grande que puede engañar a las aves que consumen estas partículas que acaban con millares de especies. Es extraordinario evidenciar los restos de un animal y en su interior ver cómo fue destruido por los plásticos de diferentes colores y formas.
Otro ejemplo tenemos a las tortugas marinas que suelen confundir las bolsas plásticas con medusas. Al consumirlas se producen ulceraciones, obstrucciones intestinales hasta llegar a las hemorragias que lleva a la muerte agónica.
La contaminación oceánica llega a todas partes del mundo. En espacios tan remotos como lo han apreciado las islas Fiji, o Tonga, espacio donde ni siquiera existe una industria del plástico, se hallan altas concentraciones de este material contaminante. Otro ejemplo tenemos las playas de Nueva Zelanda, que tras investigaciones expertas en la rama llegaron a contabilizar 100.000 micropartículas por cada metro seguido de playa.
Y el inconveniente va en incremento. En diferentes playas han sido usadas como medio de control en Sudáfrica, se estima un aumento progresivo de los niveles de contaminación. Otro ejemplo tenemos el fondo de la bahía en Tokio, que se encuentra tapizada casi un 85% de basuras de plástico, evitando el intercambio de gas en los sedimentos oceánicos y la muerte por hipoxia de aquellas especies que habitan en la arena del fondo marino, lo cual es extraordinario si se toma en cuenta los plásticos son flotantes.