A muchas personas les encanta lo relacionado con el campo astronómico. En la búsqueda de la humanidad por conocer qué hay más allá de la tierra, nos hemos topado con distintos cuerpos celestes de los que antes no se sabía nada. Un ejemplo de ello es el agujero negro, el cual es un objeto astronómico que aún sigue siendo estudiado por la ciencia y que genera muchas dudas por parte de las personas.
¿Qué es un agujero negro?
Los agujeros negros son los restos fríos que corresponden a antiguas estrellas. Estos poseen una fuerza gravitatoria tan fuerte, que no existe ninguna partícula material, ni siquiera la luz, que pueda huir de su densidad.
En algunos casos, hay estrellas que terminan convirtiéndose en enanas blancas, otras se transforman en estrellas de neutrones. Sin embargo, un agujero negro representa la última etapa del progreso de grandes estrellas que han llegado a ser entre 10 y 15 veces más grandes que el sol de nuestro sistema solar.
¿Cómo se crea un agujero negro?
Cuando una estrella gigante logra alcanzar la fase final de su vida, estalla en un cataclismo que se denomina como supernovas. Esta explosión provoca que la mayor parte de la estrella quede dispersa en el espacio, pero hay muchos restos fríos en los que no se genera la fusión. En el caso de las estrellas jóvenes, la fusión nuclear produce la energía y se logra un equilibrio con la fuerza de gravedad interna de la propia masa de la estrella.
Ahora bien, hay restos inertes de la supernova donde no existe una fuerza que resista a la gravedad. Sin esta fuerza, el agujero negro va encogiéndose hasta un volumen cero, donde su volumen es infinitamente denso, provocando que hasta la luz de la estrella sea incapaz de huir de su fuerza gravitatoria.
Los tipos de agujeros en el espacio
La ciencia ha estudiado por mucho tiempo dos clases principales de agujeros negros. Por un lado, se encuentran los de masa estelar, que incrementan entre tres y docenas de veces la masa de nuestro Sol, la cual se extienden por la Vía Láctea. A su vez, también se encuentran los monstruos supermasivos, que tienen un peso entre 100.000 y miles de millones de masas solares. Estos se encuentran en los centros de las galaxias grandes, como la nuestra.
Adicionalmente, los astrónomos han hecho teorías acerca de la existencia de un tercer tipo de agujeros negros de masa intermedia, que pueden pesar entre 100 y más de 10.000 masas solares. Una vez que se forman, los agujeros van creciendo por la acumulación de materia que van atrapando, junto con el gas que expelen las estrellas y hasta otros agujeros negros.
Objetos astronómicos muy poderosos y llenos de secretos
En algunas galaxias, hay agujeros con masa solar de un millón, lo que significa que tendrían un radio de tres millones de kilómetros, lo que equivale a unas cuatro veces el tamaño del Sol. Esto significa que tienen un tamaño pequeño.
En vista de que son tan diminutos, distantes y oscuros, no pueden observarse de forma directa. La ‘superficie’ de los agujeros negros se llama horizonte de sucesos, allí se determina el límite donde la velocidad necesaria para evitarlo supera la velocidad de la luz.
A pesar de todo, estos objetos astronómicos han logrado captar la atención de la gente durante muchos años y juegan un papel clave dentro de conceptos teóricos como el de los agujeros de gusano. Se dice que podrían servir para hacer viajes rápidos en el tiempo y en el espacio, pero aún no hay pruebas tangibles de que esto sea posible por medio de un agujero negro. Solo el tiempo nos revelará más detalle sobre estos elementos espaciales tan singulares.