¿Qué es un servicio de depósito fiscal y cuáles son sus ventajas?

En el mundo actual, completamente globalizado en términos económicos y comerciales, contar con las herramientas que permitan trabajar con dinamismo, eficiencia y ahorro de recursos, es esencial. Para todas las empresas, contar con un servicio de depósito fiscal puede ser una de las mejores situaciones que les pueden ocurrir.

El término depósito fiscal hace referencia a un servicio de alquiler de almacenes generales de depósito, como se les conoce de forma legal. Su finalidad no es otra que servir como depósito para almacenaje de mercancías de una empresa en una área aduanera, para que todo se mantenga de forma confiable y segura, a buen resguardo, pero sobre todo, está asociado a un sinfín de beneficios, que son los que terminan justificando la inversión.

No pagar impuestos hasta que sea necesario

Las empresas que dependen de la importación para producir sus bienes o servicios, requieren disponer de soluciones como las planteadas por un depósito fiscal, sobre todo, por todos los beneficios de carga impositiva que están asociados a estos.

En un depósito fiscal, la mercancía que se almacena puede estar hasta por 24 meses ininterrumpidos, sin necesidad de pagar impuestos por concepto de entrada al país. Al mismo tiempo, solo habría que pagar impuestos por la mercancía que se extrae de dicho depósito, pero no por la totalidad de la misma, como sí se tendría que hacer con las mercancías que no cuentan con este servicio, sino que se importan en su totalidad y entran directamente al stock de la empresa que las importa.

Un stock más competitivo

La mayoría de las empresas que utilizan depósitos fiscales en el país, son las que están relacionadas con el comercio al por menor o son mayoristas, así como aquellas con ciertas categorías de productos que, por su demanda de stock o por temporada, pueden ser muy variables. Por esa razón, realizan la inversión en el momento adecuado, pero utilizan depósitos fiscales para almacenar la mercancía hasta que sea el momento prudente de vender o de actualizar stock.

Así, el stock siempre permite tener la mercancía disponible y con tiempos de entrega muy competitivos para la mayoría de los sectores, con precios también más competitivos, porque no se ha tenido que asumir un coste completo por importación e impuestos desde el primer momento, sino directamente, cuando se vende o se extraen los productos del almacén.

Retorno al extranjero sin costes adicionales

Aparte de tener que pagar los impuestos por nacionalización de la mercancía, si se quisiera retornar al extranjero, se tendría que asumir otra serie de costes adicionales, que en el caso de las mercancías almacenadas en depósitos fiscales, no se tienen que asumir.

Al mismo tiempo, se evita caer en una multa común de abandono en aduana. Una de las principales problemáticas para las empresas, que por una serie de circunstancias no tienen éxito con una importación, es que no pueden hacer frente a todos los costes -al menos, en una situación puntual-, y al final, esto le puede perjudicar a la misma empresa importadora.

Gestión de inventario desde el propio almacén

La mercancía que está en un almacén general de depósito puede contabilizarse en stock, sin que signifique asumir sus cargos impositivos al momento. De la misma forma, permite gestionarlos y comercializarlos desde allí.

Pero, por si fuera poco, la mercancía también puede gozar de otra serie de servicios -aunque dependerá del servicio de almacenaje fiscal- como puede ser el etiquetado, el pesaje, el ensamblado de piezas o el cambio de presentación, para colocarla finalmente en el mercado.

En un contexto actual, donde la competitividad está ceñida a los detalles que enaltecen a los productos, y que se pretende minimizar costes sin disminuir la calidad, una de las herramientas más confiables con las que cuentan las empresas de todos los sectores son los servicios de almacenaje fiscal, por lo que su recomendación resulta obvia en la actualidad.

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