Se considera que la geoingeniería hace mención a cualquier tecnología que minimice intencionadamente la insolación solar o incremente la incautación de carbono de la atmósfera a gran nivel que consiga afectar la diversidad. Aunque esta técnica no se ha investigado lo suficiente y todavía se desconoce el tipo de daño que generarían a futuro.
En diferentes medios, informativos se explica que la fertilización de los mares a través de la aplicación de hierro con la intención de mejorar la producción primaria y el torrente trófica que se fundamenta de la floración del fitoplancton, concretamente de las diatomeas, para conseguir nutriente y energía.
Señala que esta práctica prueba las hipótesis correspondidas con la ecología acuática y la dinámica trófica, con el propósito de crear una mejor comprensión de las vías de energía en la cadena alimentaria marina.
La fertilización de los mares no es geoingeniería
Bajo esta perspectiva de investigación, la fertilización de los mares no es geoingeniería. En el 2007, igualmente éxito un intento para expandir geoingeniería en Ecuador. Por ejemplo, en las islas Galápagos, la compañía norteamericana Planktos intentó lanzar nanopartículas de hierro sobre una superficie de 10 mil kilómetros cuadrados para crear un boom de algas que activen la absorción de CO₂. La organización y el impedimento del gobierno y otras comunidades científicas del Ecuador, consiguieron detener esta iniciativa y la entidad quebró en 2009.
Aunque, Russ George, el director ejecutivo de Planktos, Russ mantuvo sus pruebas de fertilizar el océano, hasta que lo logró en el 2012 cuando vertió 100 toneladas de sulfato de hierro a lo largo del Océano Pacífico en un torbellino de 370 kilómetros al extremo oeste de las islas canadienses en Haida Gwaii.
El experto convenció a la población de Haida para realizar el proyecto, con la demostración de que se multiplicaría la reproducción de salmón y sin decir los posibles riesgos. En la actualidad, las autoridades canadienses siguen averiguando el caso.
En México, Argentina, Venezuela y Brasil, se han realizado proyectos que buscan cambiar el clima, como la plantación de nubes o los llamados cañones antigranizo. Aunque por tener efectos particulares, no se toman en cuenta como métodos de geoingeniería, que se determinan por cambiar el clima global.
Es muy indigno que todos los países que soportan las consecuencias del cambio climático deben enfrentar otras, asimismo, las consecuencias de métodos de alto riesgo atraería grandes emisores de contaminación.
Son tantos los involucrados en este tipo de proyecto y que tienen grandes intereses comerciales en vez de un interés científico. Los ensayos de geoingeniería, para modificar la atmósfera o los mares, no proceden del Sur, no son compañías ni universidades locales, más bien es un proyecto, tiene un elemento comercial muy significativo, por eso son las compañías las que desean desarrollar este tipo de tecnologías, para después hacer una patente comercial y luego vender esa tecnología a otras naciones.