El autoconocimiento es una herramienta que permite a la persona que lo practica conseguir un progreso constante, siendo imprescindible para el bienestar personal propio y consiguiendo llegar a ser mejor persona.
Este instrumento consiste en el conocimiento profundo de las emociones, reacciones, defectos, pensamientos y cualidades de uno mismo, y a través de él, se conseguirán detectar aquellos bloqueos que se pueden crear a lo largo de la vida y que no permiten disfrutar de una felicidad plena.
El autoconocimiento
El proceso llevado a cabo en el autoconocimiento no es una tarea sencilla, y en algunos momentos puede ser duro. Toda persona cree que se conoce, pero es más complejo de lo que puede parecer, ya que mirarse a uno mismo y encontrarse con sus defectos no es fácil de aceptar y requiere tiempo de asimilación. La mayoría de personas no se conocen al 100%, no son conscientes de quiénes son y a lo largo de su vida van cambiando también, es un trabajo a desarrollar constantemente. Lo importante es aceptarse tal cual, quitando la máscara que cada persona lleva y tratar aquellos aspectos que no permiten ser felices.
Gracias a la práctica del autoconocimiento, su vida podrá cambiar y se podrá facilitar la labor, centrándose en cuatro aspectos fundamentales: la vida personal, la vida social, la relación profesional y el dinero. Controlando estas cuatro áreas y estableciendo objetivos, ya sean semanales o mensuales, en cada una de ellas todo funcionará mejor.
Para conseguir el resultado deseado y saber cómo conocerse a uno mismo, la persona debe hacer hincapié en una serie de aspectos, como: ser honesto con uno mismo como primer paso, aceptar que hay cosas que se deben cambiar para conseguir vivir en paz con uno mismo, presentar un concepto propio sin juzgarse para conocer qué comportamientos, actuaciones o emociones hacen daño, y por último aceptarse, con lo bueno y con lo malo, intentando ser mejor persona.
Algunos tips para desarrollar el autoconocimiento
Es imprescindible saber poner nombre al hecho de cómo se siente uno mismo, pero habitualmente las personas se quedan en la superficie, desconociendo que existen multitud de capas que les pueden acercar a conocer concretamente su estado de ánimo. El vocabulario emocional es desconocido para la mayoría de personas, sin embargo su papel es fundamental, ¿cómo se puede buscar una solución si no se sabe poner nombre a cómo se siente uno? Una persona puede estar triste por distintos motivos, porque se sienta vacío, porque se sienta sola o porque se sienta culpable, de forma que en todos los casos se habla de tristeza, no obstante son muy diferentes unos de otros.
El cuerpo y la mente del ser humano están conectados, y en la mayoría de casos, al tener una emoción esta se traduce en señales físicas del organismo, desde una aceleración en el ritmo cardíaco, sudoración en las palmas de las manos, dolor de estómago o piernas temblorosas. Oír al cuerpo e intentar asociarlo al pensamiento o sentimiento que desemboca en esa señal física, ese vínculo es complicado de asociar, ya que muchas personas no son conscientes de ello, y hay que prestar mucha atención y tener paciencia.
Saber qué personas, situaciones, conductas, lugares e incluso conversaciones, sacan ese lado negativo o provocan un cambio de ánimo, si se identifican estos aspectos, se podrá elaborar un plan de actuación para evitar ese estado que no se desea, consiguiendo controlar la situación y manteniendo la calma.
Hay que tener en cuenta que las emociones de una persona pueden afectar a los que les rodea, ya sea para bien o para mal. Al encontrarse de mal humor, por ejemplo, esa reacción que se tiene hacia los demás puede acarrear consecuencias negativas en el resto, provocando malestar, ira o tristeza, de forma innecesaria.