Las aguas residuales serán el sustento de muchas ciudades, hasta en este momento muchos países desean llegar a residuo cero donde se pueda depender de pocos recursos externos, a la misma vez favorecemos la eficiencia energética de las plantas ayudando a la descarbonización.
Para expertos, esta apuesta, ha deseado pasar por una depuración de aguas valorizando todos los residuos integrados en las aguas residuales, se sustenta en tres pilares. Por un lado, la fabricación de aguas restablecidas de calidad que enriquecen el poder hidrológico minimizando la dependencia de las fuentes de agua dulce.
Este tipo de aguas cada vez apalearán más usos hasta mejorar un circuito infinito para amortiguar el impacto climático sobre la destitución de agua y certificar la seguridad hídrica para todos los beneficios, tanto urbanos, como rurales e industriales, sin suprimir a medio largo plazo su correcta reutilización para consumo diario.
Subproductos de alto importe
Otro pilar es la redención de subproductos de alto importe añadido, como el nitrógeno, fósforo y ciertos metales que llegan a la flora en las aguas residuales y que logramos extraer para usos procedidos para el sector químico y petroquímico. Es lo que se realiza con el proyecto Ecoval basado en la biofactoría de Orense, formalizada por Viaqua, con una industria piloto para conseguir ácidos grasos volátiles; basado en los proyectos Walnut o el proyecto Life Enrich para eliminar ese nitrógeno y fósforo como sales amoniacos o estruvitas para usarlos como estiércol agrícola, actualmente que el contexto global nos hace tan independiente de estos productos en el exterior.
Otra base es el aprovechamiento energético para impulsar la autosuficiencia en las industrias. Esto sería mediante biogas (metano y dióxido de carbono) que nos suministra energía térmica y electricidad; yendo un paso más lejos podemos conseguir biometano para uso manufacturero y con significativas aplicaciones en la gestión de sostenible, produciendo combustible, por ejemplo, para embarcaciones urbanas similares a lo que el proyecto Life Nimbus ha venido trabajando.
Un proyecto financiado por la Comisión Europea y dirigido por Cetaqua que utilizará biogás producido en la planta de tratamiento de aguas residuales Baix Llobregat, en Barcelona, para generar biometano y nutrir con combustible limpio vehículos de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB).
Esto identifica un nuevo eje sobre el concepto de biofactoría que se gestiona desde Cetaqua que involucra aquellos proyectos que originen la descarbonización de las estaciones que trabaja con hidrógeno verde o biometano, igualmente promover decisiones para la captura de dióxido de carbono.